martes, 27 de marzo de 2012

THE PLANNED DESTRUCTION OF THE FAMILY-La Destrucción Planificada de la Familia.by ERIN PIZZEY

Sin duda en este espacio existen articulos muy interesantes de lo que poco se quiere hacer público de una excelente autora.



Hace poco una ' mujer maltratada, ' así es como se veía ella, vino a mi por ayuda. Su amante, que vivía separado de ella y sus niños, le había dado una paliza tal que ella tuvo que ir al hospital. Luego él la llevó de regreso a su casa y se quedó con ella para cuidarla mientras sus heridas se curaban.
'Usted no es una mujer maltratada, ' dije con un suspiro. Defino a una mujer maltratada como una mujer que es una verdadera víctima de la violencia de su pareja. 'Usted es una mujer proclive a la violencia, una víctima de su propia necesidad de violencia.' Suspiré porque esas dos frases que pronuncié hace veinticinco años al principio de mi trabajo en Chiswick, dieron lugar a que fuera odiada y despreciada. Me convertí en la conciencia de la nación. Yo me atrevía a decir públicamente que las mujeres pueden ser tan violentas como los hombres y que las mujeres eran mucho más violentas psicológicamente que lo que hombres. En el caso de esta mujer tenemos un gran trabajo que hacer y él necesita encontrar un buen terapeuta para sí mismo.
En 1971, inspirada por la promesa de mujeres periodistas y de otros manipuladores de medios de comunicación, decidí unirme al recientemente fundado Movimiento de Mujeres. “La hermandad es poderosa” gritaban. ¿Hermanas uniros, no mas disputas entre mujeres, mujeres ayudad a las mujeres”. Todo esto sonaba demasiado bien para ser verdad. Mi primera reunión me lleno de dudas. Se llevo a cabo en una típica casa de clase media en Chiswick y yo contemplé los pósters de Mao en la pared de la sala de estar. Cuando me preguntó la anfitriona porque estaba allí, contesté que mi marido era un reportero de la televisión y estaba muy raras veces en casa y yo me sentía sola y aislada con mis dos hijos. 'Su problema no es su aislamiento sino su marido. Él la oprime y él es un capitalista.' Contesté que ella también tenía una hipoteca así es que ella por consiguiente era una capitalista, y mi marido, lejos de oprimirme, era también ‘canguro’ para que pudiera asistir a esa reunión. Su marido estaba fuera en una asamblea Sindical organizando la fábrica Brentford Biscuit con la ayuda de su licenciatura en Ciencias Políticas, preparando la revolución que se aproximaba.
Lo que la mujer no sabía, es que yo era la hija de un diplomático. Nací en China, y di la vuelta al mundo con mi padre. También trabajé en el Ministerio de Asuntos Exteriores y era muy consciente de las atrocidades de Rusia y de China. Entonces con unas tazas de té, se nos aseguró que las mujeres eran un grupo minoritario. Yo señalé que las mujeres constituían el cincuenta y dos por ciento de la población del mundo. Me dieron el libro rojo de Mao y la revista SHREW. Lo llevé a casa y estaba horrorizada del odio que vomitaba contra los hombres.
Decidí que esta organización necesitaba ser examinada. Con los dos niños en el colegio y tiempo a mi disposición, fui a trabajar al Taller de Liberación de Las Mujeres en Shaftsbury Avenue. Fui testigo de cómo mujeres que trabajaban allí rompían sobres de cartas y se metían en el bolsillo las tres libras diez chelines que otras desesperadas mujeres enviaban allí para unirse al movimiento. Intenté contestar tantas de las cartas como pude. Algo de ese dinero se uso para comprar explosivos.
Terroristas del Movimiento de las Mujeres explotaron la furgoneta de la BBC fuera del ‘Certamen de Miss Mundo’ y el tejado de la torre de la Oficina de Correos. Llamé a la policía. Toda esta basura y retórica era para culminar en el levantamiento de las ‘clases obreras’, la muerte de Capitalismo y la destrucción de todos los hombres. No es preciso decir que allí en este movimiento, no había prácticamente ninguna mujer de la clase trabajadora. La mayor parte de la revolución fue peleada alrededor de mesas del comedor de clase media en el grotesco Islington.
Desde ese momento yo fui imperturbablemente 'el enemigo.' Los hombres, en este punto, tomaron todo el movimiento a broma pero eso no era un chiste, según le dirán tantos hombres privados del hogar y de sus hijos. Tratados salvajemente por abogados y terapeutas feministas, los hombres tradicionalmente han sido privados de sus casas, sus niños y sus ingresos.
Sabía que quería cumplir mi sueño original. Mujeres trabajando con mujeres en cooperación con los hombres. La idea de que deberíamos trabajar con los hombres era maldición para estas mujeres. El Movimiento de las Mujeres fue dominado por el Movimiento Separatista Radical. No sólo odiaban a los hombres, sino también odiaban a las mujeres heterosexuales. Conocí su muy oculta agenda. Estuve en tribunas diciendo que si yo tenía que pagar tres libras diez chelines, reunirme en ‘células’ y llamar a mis compañeros camaradas, entonces me estaban pidiendo que me afiliara al Partido Comunista, lo cual estaba bien, pero que no mintieran. No recojan dinero bajo falsas pretensiones. Tuve un montón de buenos amigos comunistas, quería un movimiento que representara verdaderamente a las mujeres. No una cansada política de muerte a hachazos al varón.
Las primeras reuniones colectivas y convenciones involucraron a centenares de mujeres, en su mayor parte mujeres de clase media aburridas que estaban aterradas con sus estilos de vida. Alguien que creció en un internado para chicas como yo crecí, sabe cuan violentas y manipuladoras pueden ser las mujeres. La intimidación en las colectividades no había disminuido. Ningún lápiz labial, no tacones altos, ningún desodorante, yo quebranté todas las reglas. ¿'Por qué usted lleva puesto trajes de hombre y corbata?, ' pregunté. '¿Si tanto odia usted a los hombres?' Absurda pregunta, supongo. 'Llevamos puesto el símbolo de nuestra opresión,' fue la forzada respuesta.
Pero ahora, leyendo la literatura del Movimiento de las Mujeres, yo me he percatado de que esos miles de mujeres trabajando en todos los campos de ayuda social, el periodismo, la producción televisiva, estaban determinadas a destruir la vida familiar en Inglaterra. [Ver el Manifiesto Comunista – WHS ' ]‘Haga personal lo político,' era una de sus muchas pancartas. Así es que miles de mujeres violentas y muy perturbadas atacaron a mujeres normales y felizmente casadas y a nuestro tradicional estilo de vida. Se mantenían reuniones secretas (todo se hacía en secreto) y recibí una carta .....’el colectivo ha decidido que hasta que el asunto sea puesto en orden por completo y usted haya dado una explicación de su postura a una abogada, o a alguien del N.C.C.L., usted ya no debería trabajar en la oficina o debería asistir a reuniones de cualquier de los colectivos.'
Profundamente deprimida por mis experiencias en el movimiento, salí a hacer lo que siempre creí, liberar a las mujeres. Un lugar para reunirse y trabajar hombro a hombro en cooperación con los hombres.
Pronto llegaron a mí pidiendo ayuda, mujeres golpeadas y maltratadas, con sus hijos. No había literatura sobre las mujeres maltratadas, así es que escribí ' ‘Gritad Bajito O Los Vecinos Escucharán.' Rápidamente tuve problemas porque el libro no era ' políticamente correcto,' discutía la violencia familiar y yo no permití al Director Gerente politizar mi libro. En ese momento estaba dando la cifra de que 62 mujeres de las cien primeras mujeres que vinieron al refugio, eran tan violentas o más violentas que los hombres que dejaron. También que muchas eran prostitutas refugiándose de sus violentos chulos. Esto enfureció al Movimiento de Mujeres. Sabía que tan pronto como atrajera publicidad y financiación, el Movimiento de las Mujeres que por entonces no había atraído ninguna de las dos cosas, golpearía mi puerta. Cuándo fui llamada para una pequeña conferencia para ayudar a que empezaran otros grupos, varios centenares de mujeres con feministas y feministas separatistas radicales invadieron mi conferencia. Comenzaron con su habitual falsa basura, intentando atraer a mis madres, haciendo demasiado uso de la frase ‘Clases trabajadoras’. Mis madres no quedaron impresionadas. Uno de mis íntimos amigos de Chiswick dijo 'no hay una mujer de la clase obrera entre ustedes.' Otro ligeramente más atrevido gritó “váyanse a casa y cojan los ‘consoladores’”. Les dejamos que pelearan eso hasta el final por si mismos. Entonces formaron la Federación Nacional de Ayuda a las Mujeres.
Esto deleitó a mis muchos enemigos en el Ministerio del Interior y el Departamento de Seguridad Social. Mi principal enemigo en mi primera reunión fue un miembro de la ‘Hermandad’. '¿Cómo pagará usted por su refugio?' ‘espetó. 'Rezaré, ' dije. Lo hice todo el tiempo y fueron nuestras oraciones las que sustentaron a Chiswick durante todos esos años. La Federación usó todos sus contactos en los medios de comunicación (muchos de ellos eran periodistas) para echar basura sobre mi y mi trabajo. Por entonces, estaba escribiendo en casa por la noche. Vinieron a entrevistarme sobre mis libros, pero los libros no fueron nunca discutidos, sólo como estaba de gordazo ó cuan beligerante era.
Recientemente le pregunté al Ministerio del Interior por su último informe y no me sorprendió el ver que mi nombre y ' Gritar Quedamente,' el primer libro en el mundo sobre el maltrato a las esposas, faltaba. Conocí por otros escritores que los editores en el mundo editorial de Londres, eran ellos mismos feministas radicales y era su costumbre dictar los temas a los escritores desesperados, quienes se vieron entonces obligados a escribir el libro del editor, sabiendo que si desobedecían no serían publicados. Mi hermano Danny siempre escribió lo que le dijeron que escribiera. Él se me derrumbo en el teléfono y finalmente, poco antes de morir, dijo amargamente '’no tengo contratos y ninguna expectativa de película a la vista.' Él reescribió la sinopsis de cuatrocientos páginas para su libro cuatro veces, para agradar a su agente y a sus editores.
A lo largo de toda la pelea me mantuve predicando que la vida familiar era y siempre será los cimientos de cualquier civilización. Destruya la familia y usted destruirá el país. Previne de eso, de las mujeres violentas con sus hijos que llegaban a mí, prácticamente ninguna utilizaba la contracepción. Mis madres tenían una media de 5.1 niños, mientras que las familias no violentas tenían una media de 2.5. Escribí informes, redacté memorándun, todo en vano. Nadie quiso oír lo que tenía que decir. En la contraportada de ‘Gritad Bajito’ enumeré todas las agencias que le habían fallado a mis familias. Escribí que no veía a trabajadores sociales, veía a activistas políticos con titulación de trabajador social. Lo mismo era en los maestros y los agentes de libertad vigilada, editores de libros y revistas. Como un gran cáncer gigante este movimiento clavaba sus patas de cangrejo dondequiera que pudiera ejercer su poder.
Muchas mujeres, ayudadas por hombres débiles, buscaron destruirme a mi y a mi trabajo y supe eso después de haber peleado cuatro casos que implicaban desobedecer las sentencias judiciales para salvar las vidas de los niños. Supe que sería expulsada de mi propio refugio. Unos pocos hombres intentaron con valentía hacer oír sus voces, dándose cuenta de los peligros. También ellos fueron vilipendiados por hombres y mujeres. Empresarios de los medios de comunicación, Directores ejecutivos de las editoriales, nunca comprendieron que sus editores les estaban mintiendo. Jugando la lotería ilegal. '¿Quién piensa que es usted?' Gritaba un editor feminista. 'Debo ser alguien, ' contesté. 'Después de todo estoy en Debrett y en el ‘Quien Es Quien’. Usted no es nadie en el mundo editorial.' Otro dijo ... ' Por qué no puede escribir usted el tipo de libros que sabe que me gusta, Erin..... ¿Los libros sobre mujeres amando a mujeres?' 'No puedo, ' contesté. 'Soy una escritora heterosexual y todo mis libros celebran la vida familiar.'
Como los hombres miraron el movimiento del refugio como ‘un asunto de mujer’, los periódicos enviaron a mujeres periodistas a atacarme. Di una conferencia a feministas radicales y les pregunté por qué, cuando yo respetaba su derecho a practicar su política y definir su sexualidad, me negaban a mí mis derechos a mi heterosexualidad, mi derecho a vivir y trabajar para conservar mi vida familiar y disfrutar de estar en casa con mi familia. Que yo recuerde ser una madre y una abuela me ha dado más alegría que ningún otro logro. Me fui tranquilizando y me encontré con la peor hostilidad.
Cuando publiqué 'Proclives a la Violencia', un libro sobre mi trabajo con mujeres violentas y los niños en el refugio, fui vigilada por piquetes de centenares de mujeres con pancartas que decían, '¡Todos los hombres son bastardos!'. '¡Todos los hombres son violadores!' Gritaban otras. 'Si esas pancartas dijesen que los judíos o las personas negras, usted habría arrestado a esas mujeres, ' le dije al policía que había venido a decirme que para la gira del libro, tenía que tener escolta policial en toda Inglaterra.
A su debido tiempo, perdí el refugio pero una cuidadosamente orquestada campaña de prensa, nunca permitido que las personas de Inglaterra supieran que fui forzada al exilio. Los periódicos le dieron mucha importancia a mi deserción y yo estaba indefensa. Mi crimen fue luchar por los valores y la vida familiar. Hace algunos meses el ‘Sunday Times’ envió a un reportero a averiguar por qué estuve trabajando de camarera en un bar a cambio de la comida. 'Parece haber sido una conspiración,' escribió el reportero. Supe que las noticias restantes pronto estarían por llegar y ahora mi cuenta pendiente sería saldada. Gracias a Dios que mis libros se están vendiendo en todo el mundo incluyendo Rusia. No poseo nada más que mis cuatro perros y mi gato y yo trabajo internacionalmente por la Paz y la Familia.
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[Nota: 'Prone to Violence' –Proclives a la Violencia- (1982 Hamblyn Paperbacks, Middlesex, England) no es un libro fácil de encontrar en el comercio (en 1998 solo existían tres copias en los catálogos de las algunas bibliotecas universitarias). Sin embargo, ahora está de nuevo disponible en Internet editionTraducido al español .Fue completamente boicoteado en todo el mundo por las Feministas, cuando fue publicado originalmente. El Feminismo radical llegó hasta quitar todas las copias del libro que se habían enviado y estaban disponibles en los estantes de las librerías. 

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