martes, 27 de marzo de 2012

Palabras que marcan


Extracto con algunas modificaciones personales tomado de: http://www.el-nacional.com/noticia/28576/14/Aprender-a-quererse.html

El abuso verbal, señalan los expertos en conducta humana, es como una golpiza que no deja huellas. Y al igual que otras formas de violencia doméstica, muchas personas lo sufren en silencio y en aislamiento.

De hecho, es una situación que se da en todos los niveles sociales. Pero sobre todo, entre personas profesionales que no se atreven a admitir lo que les pasa.

“Y muchas veces tampoco buscan ayuda hasta que está en depresión, con la autoestima erosionada por la tolerancia a las humillaciones de la persona a quien cree amar y que le hace responsable de ser el agente provocador de la agresión verbal”, advierte la doctora Melba Feliciano, quien cree que esta situación se ve más en mujeres que se destacan profesionalmente más que su pareja. Lo cierto es que tambien la violencia verbal, emocional , psicológica es llevada a cabo por las mujeres con sus parejas.

Lo peor de todo es que se trata de una forma de violencia que causa afecciones de salud, tanto física como mental, sexual y reproductiva, entre otros problemas.

Y aunque muchas de las relaciones de abuso verbal no llegan forzosamente a la violencia física, hay un buen número que sí lo hace. De hecho, se dice que la injuria precede al primer incidente de violencia y está siempre presente en una relación agresiva.

Por eso uno de los principales aspectos que una víctima de violencia debe fortalecer es aprender a quererse y a fortalecer su autoestima, recomienda la psicóloga clínica Enid Ruiz de la Paz, asesora de la campaña Aprendí a quererme.

“Muchos de los orígenes de la violencia vienen de la infancia, de madres y padres que modelan la violencia. Pero también por falta de educación de cómo quererse y desarrollar una autoestima fortalecida”, agrega Ruiz, quien pone el ejemplo de personas que han sido víctima de violencia secundaria.

Son las que crecieron en un entorno familiar en el que la violencia era normal. Y cuando entran en una relación y son maltratadas/os creen que eso es normal y hay que aguantarlo.

“Otras personas vivieron en hogares donde los padres no les fortalecieron su autoestima y cuando llegan a la adultez se someten y pierden su individualidad; se dejan manipular porque creen que eso es lo normal”, explica Ruiz, mientras destaca que la violencia o el abuso verbal provoca que la víctima se aísle y se le haga más difícil hablar con otras personas de su situación.

Por eso, resalta la psicóloga, la familia tiene la responsabilidad de fortalecer la autoestima de sus hijos desde temprano en sus vidas y educarlos para que desde el noviazgo aprendan a identificar los factores que pueden llevar a la violencia.

“Si de novios hay gritos, discusiones y empujones, es importante que se tome en cuenta esas actitudes porque pueden ser patrones”, advierte Ruiz, quien dice que la campaña Aprendí a quererme es un movimiento para tocar a las puertas de las persona que están pasando por situaciones de violencia y llevarles la oportunidad de aprender a quererse.

Jóvenes en riesgo

Según la trabajadora social Janet Rivera, hoy día tenemos muchos jóvenes brincando etapas de desarrollo, sin tener otras actividades más cónsonas con su edad.

“Hay adolescentes de 12 años que quieren tener novios o novias. Tienen ese sentido de posesión, de que esa persona es mía. Pero no tienen la madurez necesaria para entender la responsabilidad de tener una pareja. Y no entienden lo que es compartir intereses o lo que significa la individualidad de cada uno. Por eso dejan que sea el otro el que decida y se olvidan de su función como individuos”, resalta la trabajadora social.

En ese sentido, Rivera cree que la sociedad tiene su responsabilidad en toda esta situación de violencia que se vive en Puerto Rico. Especialmente, porque no se educa a la equidad de género. De hecho, pone el ejemplo de las semanas de maternidad que le dan a la mujer, mientras que al hombre solo le dan siete días.

“El mensaje que se da es que eso es un asunto de mujeres, que ella es la que se tiene que encargar de los hijos. En ese sentido, no le da la oportunidad al hombre de que se responsabilice también por el cuidado de su hijo”, recalca Rivera, mientras enfatiza en la importancia de enseñar los procesos de equidad de género desde escuela elemental.

“El mensaje tiene que ser de equidad; entender que cada individuo tiene derecho a pensar diferente. Si no lo hacemos esto nunca va a parar”, agrega Rivera.

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